Cómo la crioterapia con CO₂ proporciona una potente analgesia general

Índice

Introducción

El tratamiento del dolor sigue siendo uno de los aspectos más difíciles de la atención sanitaria moderna, con millones de pacientes en todo el mundo que buscan alternativas eficaces y seguras a las intervenciones farmacéuticas tradicionales. A medida que la crisis de los opiáceos sigue afectando a comunidades de todo el mundo, los profesionales sanitarios recurren cada vez más a enfoques innovadores no farmacológicos para proporcionar un alivio significativo del dolor. Entre estas modalidades emergentes, la crioterapia con CO₂ ha acaparado una gran atención por su capacidad para proporcionar una analgesia rápida y eficaz sin los riesgos asociados a los medicamentos sistémicos.

Visión general de la crioterapia de CO₂ en el tratamiento del dolor

La crioterapia con CO₂ es una técnica terapéutica no invasiva que utiliza dióxido de carbono de calidad médica liberado a temperaturas extremadamente bajas (alrededor de -78 °C) a través de un dispositivo de pulverización criogénica. La exposición suele durar entre 10 y 15 segundos por zona de aplicación, lo que la convierte en un método rápido pero potente para inducir analgesia. Este método difiere de las compresas frías tradicionales en que proporciona un estímulo frío más consistente y selectivo, lo que permite un control preciso de la temperatura y una penetración más profunda en los tejidos. Su mecanismo se basa en un choque térmico rápido que induce vasoconstricción, reduce la velocidad de conducción nerviosa y activa las vías neurofisiológicas asociadas al alivio del dolor.

Por qué el alivio del dolor sigue siendo un reto sanitario crítico

El tratamiento contemporáneo del dolor se enfrenta a retos sin precedentes, ya que los sistemas sanitarios de todo el mundo luchan contra el aumento de las tasas de dependencia de opiáceos, el incremento de los costes de tratamiento y la creciente resistencia de los pacientes a las intervenciones farmacéuticas. Sólo en Estados Unidos, el dolor crónico afecta a más de 50 millones de adultos y genera una carga económica considerable, estimada en cientos de miles de millones de dólares anuales en costes sanitarios y pérdida de productividad. Los métodos analgésicos tradicionales suelen presentar importantes limitaciones, como el potencial de adicción, los efectos sistémicos adversos, las interacciones farmacológicas y la disminución de la eficacia con el tiempo. Estas preocupaciones han creado una necesidad urgente de modalidades terapéuticas alternativas que puedan proporcionar un alivio eficaz del dolor y, al mismo tiempo, minimizar los riesgos para la seguridad del paciente y los resultados sanitarios a largo plazo.

Propósito de la exploración de la crioterapia con CO₂ para la analgesia general

El propósito de este artículo es explorar cómo la crioterapia con CO₂ funciona como método de analgesia general, no sólo de alivio localizado de los síntomas. Al examinar su fundamento científico, sus beneficios clínicos y sus aplicaciones médicas, este blog ayudará a pacientes, profesionales sanitarios y profesionales del bienestar a comprender cómo puede incorporarse la analgesia inducida por el frío a los protocolos modernos de tratamiento del dolor. Mediante la revisión de mecanismos como la vasoconstricción, la liberación de endorfinas y la modulación de la actividad de los nociceptores, destacaremos por qué la crioterapia con CO₂ se ha convertido en una alternativa prometedora y segura a las estrategias analgésicas tradicionales.

Comprender la crioterapia de CO₂

Transición: Para apreciar por qué la crioterapia con CO₂ está ganando atención, es esencial entender primero qué es, cómo funciona y por qué su perfil de seguridad la diferencia de otras intervenciones basadas en el frío.

¿Qué es la crioterapia de CO₂?

CO₂ crioterapia consiste en la aplicación selectiva de gas de dióxido de carbono comprimido liberado a -78 °C sobre la piel. Administrado a través de una pieza de mano especializada, el chorro criogénico forma un choque térmico controlado que penetra en las capas dérmicas superficiales. Una sesión típica dura entre 10 y 15 segundos por zona tratada, lo que induce una intensa exposición al frío sin dañar los tejidos sanos. El rápido descenso de la temperatura cutánea genera respuestas locales y sistémicas, como vasoconstricción, modulación de la actividad nerviosa y estimulación de los mecanismos endógenos de control del dolor. Esto la distingue de las bolsas de hielo o los geles fríos, que son menos precisos y menos eficaces a la hora de lograr una penetración terapéutica del frío.

Mecanismo de acción: Cómo reduce el frío las señales de dolor

La analgesia inducida por el frío funciona a través de múltiples vías fisiológicas que interrumpen colectivamente la transmisión de la señal de dolor desde los nociceptores periféricos hasta los centros de procesamiento centrales. El mecanismo primario implica cambios dependientes de la temperatura en la velocidad de conducción nerviosa, con temperaturas de enfriamiento que ralentizan progresivamente y finalmente bloquean la transmisión neural a lo largo de las vías del dolor. A nivel celular, el frío extremo desencadena una vasoconstricción que reduce el flujo sanguíneo local y, en consecuencia, disminuye el transporte de mediadores inflamatorios a los lugares de la lesión. Esta respuesta vascular contribuye a reducir la inflamación tisular y la presión sobre las estructuras sensibles al dolor, proporcionando efectos analgésicos inmediatos y sostenidos.

Diferencias entre la crioterapia con CO₂ y la crioterapia tradicional

Los métodos tradicionales de crioterapia incluyen baños de hielo, compresas frías y criocámaras de cuerpo entero. Aunque estos métodos reducen la temperatura de los tejidos, a menudo carecen de precisión en el control de la temperatura y el tiempo de aplicación. La crioterapia con CO₂ se distingue por su capacidad para localizar el tratamiento y lograr un choque térmico rápido en cuestión de segundos. A diferencia del hielo, que se enfría gradualmente, los chorros de CO₂ reducen instantáneamente la temperatura de la superficie cutánea, creando un efecto analgésico más profundo en menos tiempo. Además, la portabilidad de los dispositivos criogénicos permite un cómodo uso clínico y en medicina deportiva, lo que convierte a la crioterapia con CO₂ en una herramienta versátil en comparación con métodos estáticos como los baños fríos.

Perfil de seguridad y aplicaciones clínicas

La seguridad es un factor central en cualquier intervención médica. Los estudios demuestran que la crioterapia con CO₂, cuando se administra correctamente, no es invasiva y se tolera bien. El breve tiempo de exposición (10-15 segundos) evita la congelación al tiempo que proporciona un enfriamiento terapéutico. Al no depender de fármacos sistémicos, evita las complicaciones de los analgésicos farmacológicos. Sus aplicaciones clínicas abarcan la rehabilitación ortopédica, la medicina deportiva, el dolor crónico y la recuperación postoperatoria. Su perfil de seguridad favorable lo hace adecuado para pacientes con comorbilidades que pueden no tolerar los medicamentos tradicionales.

La ciencia de la analgesia general

El alivio del dolor puede abordarse de dos maneras: mediante tratamientos localizados que adormecen zonas específicas, o mediante mecanismos sistémicos que reducen la percepción del dolor en múltiples regiones. La analgesia general entra dentro de esta última categoría, por lo que es especialmente relevante para afecciones generalizadas o crónicas. Para entender cómo consigue este efecto la crioterapia con CO₂, es importante examinar la definición médica de analgesia y los principios neurológicos que subyacen al alivio del dolor inducido por el frío.

Definición de analgesia general en la práctica médica

La analgesia general se refiere al alivio generalizado del dolor que se extiende más allá de las zonas de tratamiento localizadas, implicando respuestas sistémicas que modulan la sensibilidad y la percepción global del dolor. A diferencia de la anestesia regional, que bloquea vías nerviosas específicas, la analgesia general influye en el procesamiento del dolor a múltiples niveles, incluidos los nociceptores periféricos, la transmisión medular y la modulación del sistema nervioso central. En el contexto de la crioterapia con CO₂, la analgesia general es el resultado de efectos locales combinados que desencadenan respuestas fisiológicas más amplias que afectan a la sensibilidad general al dolor. Estas respuestas incluyen la liberación de endorfinas, la modulación del sistema nervioso simpático y la reducción de la sensibilización central que, en conjunto, proporcionan un alivio integral del dolor.

Por qué funciona la analgesia inducida por frío a nivel neurológico

La analgesia inducida por el frío funciona a través de mecanismos neurofisiológicos bien establecidos que han sido ampliamente estudiados y documentados en la literatura de investigación sobre el dolor. La teoría de la puerta de control del dolor proporciona una comprensión fundamental, demostrando cómo los estímulos no dolorosos (como el frío) pueden bloquear eficazmente la transmisión de la señal del dolor a nivel de la médula espinal. Los canales iónicos sensibles a la temperatura desempeñan un papel crucial en la analgesia inducida por el frío, ya que el frío extremo afecta a múltiples tipos de canales que regulan la excitabilidad nerviosa y la propagación de la señal. Además, la exposición al frío desencadena la liberación de opioides endógenos (endorfinas) que proporcionan un alivio natural del dolor a través de los propios sistemas analgésicos del cuerpo, creando efectos terapéuticos sostenidos que se extienden más allá de la duración inicial del tratamiento.

Mecanismos de la crioterapia de CO₂ en el alivio del dolor

La eficacia de la crioterapia con CO₂ radica en su capacidad para desencadenar una cascada de respuestas biológicas. Aunque la exposición inicial al frío parece sencilla, sus efectos posteriores se extienden a los vasos sanguíneos, la conducción nerviosa, la desensibilización de los receptores y la liberación de neuroquímicos. La comprensión de estos mecanismos pone de relieve por qué una exposición de 10-15 segundos a -78 °C es suficiente para generar un alivio del dolor inmediato y duradero.

Vasoconstricción y reducción de la velocidad de conducción nerviosa

La exposición al frío extremo de la crioterapia con CO₂ desencadena una vasoconstricción inmediata en las zonas tratadas, lo que reduce el flujo sanguíneo y, por consiguiente, disminuye la llegada de mediadores inflamatorios a las zonas lesionadas. Esta respuesta vascular contribuye significativamente a la reducción del dolor al limitar la inflamación tisular y reducir la presión sobre las estructuras sensibles al dolor. Al mismo tiempo, las temperaturas frías afectan directamente a la velocidad de conducción nerviosa, ralentizando progresivamente la transmisión de señales eléctricas a lo largo de las vías del dolor. A medida que la temperatura del tejido desciende hacia los 0 °C, la conducción nerviosa disminuye proporcionalmente, produciéndose un bloqueo completo a temperaturas suficientemente bajas conseguidas mediante la aplicación de CO₂.

CO₂ Crioterapia para bloquear las vías receptoras del dolor

La función de los nociceptores se deteriora significativamente a las temperaturas alcanzadas mediante crioterapia con CO₂, lo que interrumpe eficazmente el inicio de la señal de dolor en los sitios periféricos. Los canales iónicos sensibles a la temperatura, en particular los que intervienen en la transmisión del dolor, muestran una función alterada cuando se exponen al frío extremo, lo que genera una analgesia temporal pero eficaz. El rápido cambio de temperatura inducido por la aplicación de CO₂ abruma los mecanismos normales de adaptación de los nociceptores, creando un "restablecimiento" temporal de la sensibilidad al dolor que puede proporcionar un alivio sostenido que se extiende mucho más allá de la duración del tratamiento. Este mecanismo resulta especialmente eficaz para tratar el dolor crónico caracterizado por vías dolorosas sensibilizadas.

Estimulación de la liberación de endorfinas y alivio natural del dolor

La exposición al frío mediante crioterapia con CO₂ desencadena una importante liberación de endorfinas a través de la activación del eje hipotalámico-hipofisario, creando efectos analgésicos naturales comparables a las intervenciones farmacéuticas. Estos opioides endógenos proporcionan un alivio sostenido del dolor que se extiende más allá de los efectos térmicos inmediatos, contribuyendo a las propiedades analgésicas generales del tratamiento. Además, la exposición al frío activa las vías descendentes inhibidoras del dolor que modulan el procesamiento del dolor a nivel de la médula espinal, creando capas adicionales de analgesia que mejoran la eficacia terapéutica general. Estas respuestas neuroquímicas explican por qué los pacientes suelen experimentar un alivio prolongado del dolor tras breves sesiones de crioterapia con CO₂.

Efectos locales frente a sistémicos: Cómo se consigue la analgesia general

Aunque la aplicación de crioterapia con CO₂ se produce localmente, las respuestas fisiológicas resultantes crean cambios sistémicos que proporcionan una analgesia general que afecta a la percepción del dolor en todo el cuerpo. El enfriamiento local desencadena respuestas reflejas en el sistema nervioso autónomo que influyen en la sensibilidad general al dolor y en las respuestas inflamatorias. Las conexiones neurológicas entre las zonas tratadas y los centros centrales de procesamiento del dolor crean oportunidades para que los tratamientos localizados influyan en la percepción global del dolor. Este fenómeno explica por qué las aplicaciones selectivas de crioterapia con CO₂ pueden aliviar dolencias que afectan simultáneamente a varias regiones del cuerpo.

Beneficios clínicos de la crioterapia con CO₂ para la analgesia

La relevancia clínica de la crioterapia con CO₂ radica en su capacidad para traducir los mecanismos fisiológicos en resultados significativos para el paciente. Ya se utilice para lesiones agudas, síndromes de dolor crónico o cuidados posquirúrgicos, la crioterapia con CO₂ demuestra sistemáticamente beneficios rápidos y duraderos. Y lo que es más importante, ofrece estos resultados sin los efectos secundarios ni los riesgos que suelen asociarse a los tratamientos farmacológicos.

Alivio rápido del dolor sin fármacos

Una de las ventajas más convincentes de la crioterapia con CO₂ es su capacidad para proporcionar un alivio casi inmediato del dolor. A los pocos segundos de la exposición, la vasoconstricción y la ralentización de la conducción nerviosa reducen las molestias, ofreciendo a los pacientes una notable mejoría. A diferencia de los medicamentos orales que requieren absorción sistémica y metabolismo, la crioterapia ofrece resultados directos y rápidos sin forzar los sistemas gastrointestinal o hepático. Esto la hace especialmente útil para pacientes que buscan intervenciones rápidas tras una lesión o durante ejercicios de rehabilitación.

Reducción de la inflamación y la hinchazón

La inflamación es una característica distintiva del dolor agudo y crónico. Al reducir el flujo sanguíneo local y disminuir la actividad metabólica, la crioterapia con CO₂ limita eficazmente los procesos inflamatorios. El choque térmico contrae los capilares, impidiendo la fuga excesiva de líquido a los tejidos circundantes. Esto se traduce en una reducción de la inflamación, una menor presión sobre los receptores del dolor y una mejora de la función articular o muscular. Los beneficios antiinflamatorios hacen que la crioterapia con CO₂ sea muy relevante para afecciones como la artritis, la tendinitis o la recuperación postoperatoria.

Mejora de la recuperación en pacientes posquirúrgicos

El tratamiento del dolor postoperatorio suele basarse en intervenciones farmacológicas que conllevan riesgos de sedación, náuseas o dependencia. La crioterapia con CO₂ ofrece una alternativa no farmacológica que acelera la recuperación al combinar efectos analgésicos, antiinflamatorios y circulatorios. La aplicación de chorros de CO₂ alrededor de las zonas quirúrgicas favorece el confort sin interferir en la cicatrización de las heridas. La menor dependencia de opiáceos o AINE también puede minimizar las complicaciones, lo que convierte a la crioterapia con CO₂ en un complemento atractivo de los protocolos modernos de cuidados posquirúrgicos.

Mejora de la movilidad y las funciones en los casos de dolor crónico

Los síndromes de dolor crónico, como la fibromialgia o las enfermedades articulares degenerativas, a menudo merman la movilidad y la calidad de vida. La crioterapia de CO₂ aborda este problema reduciendo la intensidad del dolor y mejorando la flexibilidad de las articulaciones. La combinación de reducción de la inflamación, neuromodulación y liberación de endorfinas permite a los pacientes participar más plenamente en la fisioterapia o en las actividades cotidianas. El aumento de la movilidad no sólo mejora la funcionalidad, sino que también favorece la salud musculoesquelética a largo plazo gracias al incremento de la actividad y la fuerza muscular.

No invasivo y con efectos secundarios mínimos

A diferencia de los procedimientos invasivos o los regímenes farmacológicos a largo plazo, la crioterapia con CO₂ no es invasiva y conlleva un riesgo mínimo. Los breves tiempos de aplicación (10-15 segundos) evitan dañar los tejidos sin dejar de aportar beneficios terapéuticos. La mayoría de los pacientes sólo experimentan un enrojecimiento u hormigueo temporal de la piel, que se resuelve rápidamente. La ausencia de efectos secundarios sistémicos lo hace adecuado para una amplia gama de personas, incluidas aquellas con comorbilidades médicas que no pueden tolerar los analgésicos convencionales. Este perfil de seguridad favorable subraya su papel como solución moderna y cómoda para el paciente en el tratamiento del dolor.

Aplicaciones médicas y prácticas

La crioterapia de CO₂ ha ido más allá de su uso experimental y ahora es una opción reconocida en múltiples ramas de la atención sanitaria. Su versatilidad se debe a su capacidad para proporcionar analgesia localizada y sistémica, reducir la inflamación y acelerar la recuperación de los tejidos. Desde las clínicas ortopédicas hasta los centros de medicina deportiva, la tecnología se integra cada vez más en los protocolos de tratamiento. Esta sección explora las aplicaciones médicas más comunes y emergentes de la crioterapia de CO₂ para el alivio del dolor.

CO₂ La crioterapia en el tratamiento del dolor ortopédico

Las afecciones ortopédicas como la artrosis, la bursitis y las lesiones tendinosas suelen conllevar dolor e inflamación persistentes. La crioterapia con CO₂ ofrece un alivio específico al reducir la inflamación intraarticular y modular los receptores del dolor alrededor de las articulaciones afectadas. La aplicación de un chorro de CO₂ a -78 °C durante 10-15 segundos induce una vasoconstricción que alivia el dolor sin afectar a la movilidad. Los especialistas en ortopedia utilizan esta técnica como intervención independiente y como complemento de la fisioterapia, lo que mejora el cumplimiento y la comodidad del paciente durante la rehabilitación.

Papel en la medicina deportiva y la rehabilitación de lesiones

Las lesiones relacionadas con el deporte exigen estrategias de recuperación rápidas y eficaces. La crioterapia de CO₂ se ha convertido en un pilar de la medicina deportiva porque reduce rápidamente la inflamación, minimiza el dolor muscular y favorece la cicatrización de los tejidos. Los deportistas se benefician de una reducción inmediata del dolor, lo que les permite reanudar antes el entrenamiento o la terapia. En casos de esguinces, distensiones o contusiones agudas, la crioterapia con CO₂ proporciona una alternativa no farmacológica que evita enmascarar las lesiones con fármacos sistémicos. La breve duración del tratamiento también lo hace práctico durante las sesiones intensivas de rehabilitación.

Analgesia postoperatoria y comodidad del paciente

El dolor después de la cirugía sigue siendo un obstáculo importante para la recuperación. La crioterapia con CO₂ proporciona una analgesia significativa al tiempo que evita los efectos secundarios habituales de los opiáceos o los AINE. Cuando se aplica en la zona operada, el frío reduce la inflamación, amortigua la actividad nerviosa y favorece la sensación de confort. Los pacientes no sólo refieren menos dolor, sino también una menor dependencia de analgésicos sistémicos. Los cirujanos y las unidades de recuperación incorporan cada vez más la crioterapia con CO₂ a los protocolos postoperatorios para mejorar los resultados de curación y acortar la estancia hospitalaria.

Uso en dolor neuropático y fibromialgia

Los cuadros de dolor neuropático y fibromialgia suelen resistirse al tratamiento farmacológico convencional. La crioterapia con CO₂ ofrece una opción innovadora al modular la señalización nerviosa anormal y estimular la liberación de endorfinas. Los pacientes con ardor, hormigueo o molestias musculoesqueléticas generalizadas pueden experimentar alivio tras breves exposiciones al frío. Al mejorar la movilidad y reducir la sensibilidad, la crioterapia puede complementar otras terapias como las intervenciones cognitivo-conductuales o el ejercicio graduado. Su naturaleza no invasiva también la hace atractiva para el tratamiento a largo plazo de los síntomas de enfermedades crónicas.

Nuevas investigaciones en odontología y cirugía menor

Se están investigando nuevos usos de la crioterapia con CO₂, sobre todo en odontología y cirugía menor. El dolor dental tras extracciones o procedimientos periodontales puede aliviarse con aplicaciones de frío específicas, reduciendo la necesidad de anestésicos. Del mismo modo, las intervenciones dermatológicas y de cirugía menor se benefician de las propiedades analgésicas y antiinflamatorias de la crioterapia con CO₂. Aunque se necesitan más estudios a gran escala, los primeros resultados sugieren que la crioterapia puede desempeñar un papel importante en la mejora de la comodidad del paciente en diversas especialidades médicas.

¿Quién puede beneficiarse de la crioterapia de CO₂?

No todos los pacientes responden igual a la crioterapia, por lo que la selección del candidato es una parte importante de la planificación del tratamiento. Aunque muchas personas con dolor musculoesquelético, lesiones deportivas o molestias posquirúrgicas pueden beneficiarse, otras pueden requerir medidas de precaución. En esta sección se describen las poblaciones de pacientes con más probabilidades de obtener resultados positivos, junto con las consideraciones de seguridad para los grupos sensibles.

Candidatos ideales para la crioterapia de CO₂

Los pacientes con lesiones musculoesqueléticas como esguinces, distensiones o tendinitis responden bien a la crioterapia.

Las personas que se recuperan de una operación ortopédica se benefician de una menor inflamación y una rehabilitación más rápida.

Los deportistas utilizan la crioterapia para aliviar rápidamente el dolor y mejorar la movilidad sin tiempo de inactividad.

Las personas con artritis o dolor neuropático localizado encuentran a menudo un alivio significativo de los síntomas.

Los pacientes que deseen evitar o reducir el consumo de fármacos pueden preferir la crioterapia como alternativa segura.

Grupos de edad y estados de salud que responden bien

Los atletas jóvenes y los adultos activos se benefician de una menor inflamación y una recuperación más rápida tras las lesiones.

Los pacientes de mediana edad recurren a la crioterapia para tratar la artrosis y mantener la función articular.

Los adultos mayores a menudo experimentan alivio de dolencias crónicas como molestias en la columna vertebral o artritis.

Los pacientes con fibromialgia pueden mejorar su movilidad y sus funciones cotidianas tras el tratamiento.

Las personas con síndromes de dolor neuropático pueden experimentar una reducción de la sensibilidad y una mejora del confort.

Contraindicaciones y precauciones de seguridad

Las pacientes embarazadas y las que padezcan crioglobulinemia o urticaria por frío deben evitar la crioterapia.

Las personas con enfermedad de Raynaud o trastornos cardiovasculares graves corren mayores riesgos y no son adecuadas.

Las infecciones cutáneas activas, las heridas abiertas o el compromiso vascular son contraindicaciones para el tratamiento.

Las afecciones autoinmunes, el uso de isotretinoína y los antecedentes de queloides requieren una evaluación cuidadosa.

Los pacientes con implantes metálicos cerca de las zonas de tratamiento necesitan especial precaución y protocolos modificados.

Resumen: Por qué la crioterapia con CO₂ representa una alternativa más segura a los analgésicos convencionales

Destaca la crioterapia de CO₂ como un método moderno, eficaz y sencillo de tratar el dolor. Al actuar sobre el dolor a través de mecanismos vasculares, neurológicos y bioquímicos, consigue una analgesia rápida y duradera sin fármacos. Sus aplicaciones abarcan desde la ortopedia y la medicina deportiva hasta los cuidados posquirúrgicos y el tratamiento del dolor neuropático. El perfil de seguridad es favorable, con riesgos mínimos y tiempos de tratamiento cortos que mejoran el cumplimiento del paciente. En comparación con los analgésicos convencionales, la crioterapia con CO₂ ofrece una solución no invasiva, holística y preparada para el futuro para el tratamiento del dolor en diversas poblaciones.

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