¿Es la crioterapia de CO₂ el avance que necesita contra la bursitis?

La crioterapia de CO₂ ofrece una solución de acción rápida y no invasiva para la bursitis, reduciendo la inflamación y el dolor mediante una exposición selectiva al frío a -78 °C. Favorece la recuperación funcional sin los riesgos de los esteroides o la cirugía, por lo que es una opción ideal para deportistas, personas mayores y personas con dolor crónico.

Índice

Introducción de la bursitis

¿Qué es la bursitis y dónde ataca?

La bursitis es la inflamación de las bursas, pequeños sacos llenos de líquido que amortiguan los huesos, tendones y músculos alrededor de las articulaciones. Estas bolsas actúan como lubricantes para reducir la fricción durante el movimiento. Cuando se irritan o inflaman, se produce hinchazón, dolor y limitación de la función articular. Las zonas más afectadas son los hombros, los codos, las caderas y las rodillas, aunque la bursitis también puede producirse en los talones o en la base del dedo gordo del pie. Por ejemplo, la bursitis de hombro suele producirse por movimientos por encima de la cabeza, mientras que la bursitis prepatelar (en la rodilla) es frecuente en personas que se arrodillan con frecuencia. La bursitis puede ser aguda, de aparición repentina, o crónica, persistente en el tiempo debido a un esfuerzo repetido. En casos graves, puede provocar la calcificación o daños permanentes en la bursa, restringiendo aún más el movimiento. El diagnóstico y el tratamiento precoces son esenciales para prevenir problemas articulares a largo plazo y mantener la salud musculoesquelética y la movilidad.

Cuáles son sus causas

La causa más común de bursitis es el movimiento repetitivo o la presión prolongada sobre una articulación. Actividades frecuentes como trabajar en el jardín, pintar, levantar objetos o incluso permanecer sentado en una misma posición durante demasiado tiempo pueden desencadenar una inflamación. Una lesión o traumatismo, como una caída o un impacto brusco, también puede irritar la bursa y provocar inflamación. En algunos casos, la bursitis es consecuencia de enfermedades subyacentes como la artritis reumatoide, la gota o la diabetes, que predisponen a la inflamación de la bursa. Las infecciones (bursitis séptica), especialmente en el codo o la rodilla, también pueden inflamar la bursa. La edad es otro factor que contribuye, ya que los tendones pierden elasticidad con el tiempo y son más propensos a la tensión y la inflamación. Una postura incorrecta, una mala mecánica corporal o un calzado inadecuado pueden agravar aún más la presión sobre las articulaciones. Las estrategias preventivas incluyen estiramientos regulares, ajustes ergonómicos y descansos durante las tareas repetitivas para reducir la tensión mecánica sobre la bursa.

Vida cotidiana perturbada

La bursitis puede interferir significativamente en la vida cotidiana. La articulación afectada se vuelve dolorosa, rígida y sensible, limitando su rango normal de movimiento. Tareas sencillas como cepillarse el pelo (bursitis de hombro), subir escaleras (bursitis de cadera) o arrodillarse para coger algo (bursitis de rodilla) pueden resultar dolorosas y difíciles. Muchos pacientes también experimentan dolor durante la noche, especialmente al acostarse sobre el lado afectado, lo que provoca trastornos del sueño y fatiga. Con el tiempo, puede producirse atrofia muscular debido al desuso, empeorando la movilidad y la función articular. También puede aparecer angustia emocional y frustración debido a la incapacidad para realizar tareas cotidianas, participar en el trabajo o disfrutar de actividades físicas. La bursitis crónica puede llevar a los pacientes a depender en gran medida de analgésicos de venta libre, que pueden tener efectos secundarios a largo plazo. El tratamiento precoz de la bursitis es fundamental para recuperar la funcionalidad, aliviar el dolor y mantener un estilo de vida activo e independiente.

Explicación de la crioterapia

¿Qué es la crioterapia?

La crioterapia es el uso terapéutico de temperaturas frías para tratar lesiones e inflamaciones. Puede ser localizada (dirigida a articulaciones o músculos concretos) o sistémica (como la crioterapia de cuerpo entero). El principio es sencillo: al exponerse al frío, el cuerpo inicia una vasoconstricción, reduciendo el flujo sanguíneo y la actividad metabólica en la zona, lo que minimiza la inflamación y el dolor. La crioterapia también ralentiza la velocidad de conducción nerviosa, con lo que se adormece la zona afectada y se alivia el dolor. Esta terapia se utiliza desde hace décadas en medicina deportiva, recuperación postoperatoria y dermatología. Los métodos van desde las bolsas de hielo y la inmersión en agua fría hasta los dispositivos avanzados de crioterapia que utilizan nitrógeno líquido o dióxido de carbono. Por lo general, la crioterapia es segura, rentable y rápida de aplicar, lo que la convierte en un elemento básico tanto en el ámbito clínico como en el doméstico. Es especialmente eficaz para tratar lesiones musculoesqueléticas agudas, hinchazón, hematomas y dolor posquirúrgico.

CO₂ Crioterapia: ¿Qué la hace única?

CO₂ crioterapia se distingue de los métodos convencionales por el uso de gas de dióxido de carbono para producir temperaturas frías rápidamente, hasta -78 °C. El CO₂ se expulsa desde un dispositivo portátil a alta presión, enfriando instantáneamente la piel y los tejidos subyacentes sin contacto directo. Una de las principales ventajas es su precisión y rapidez: las zonas de tratamiento se enfrían en sólo 10 a 15 segundos, lo que minimiza el tiempo de exposición al tiempo que maximiza los efectos terapéuticos. A diferencia de las bolsas de hielo, la crioterapia con CO₂ no provoca maceración tisular ni congelación si se utiliza correctamente. El gas también permite un enfriamiento uniforme sobre superficies contorneadas, como el hombro o la cadera. Se utiliza a menudo en neurocrioestimulación, una técnica que se dirige a las terminaciones nerviosas para interrumpir las señales de dolor y aumentar la relajación muscular. La crioterapia con CO₂ está ganando popularidad tanto en el ámbito deportivo como en el de la rehabilitación debido a su eficacia para reducir la inflamación, el dolor y la espasticidad, y para favorecer una recuperación más rápida.

Cómo aborda la inflamación la crioterapia con CO₂

Inflamación y citoquinas: Lo que hay que enfriar

La inflamación es la respuesta natural del organismo a una lesión o irritación, y a menudo implica la liberación de citocinas proinflamatorias como la interleucina-1β (IL-1β) y el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α). En la bursitis, estas citocinas contribuyen al dolor, la inflamación y la reducción de la movilidad. La crioterapia de CO₂ ataca esta cascada inflamatoria enfriando rápidamente la zona afectada hasta aproximadamente -78 °C. Este frío extremo induce vasoconstricción, reduciendo el flujo sanguíneo y limitando la infiltración de células inflamatorias. Además, la exposición al frío modula la producción de citocinas, disminuyendo los mediadores proinflamatorios y promoviendo al mismo tiempo citocinas antiinflamatorias como la interleucina-10 (IL-10). Este cambio en el perfil de citocinas ayuda a aliviar la inflamación y acelera la recuperación de los tejidos. Al abordar los procesos inflamatorios subyacentes, la crioterapia de CO₂ ofrece un enfoque específico para tratar los síntomas de la bursitis.

Alivio inmediato: Hinchazón, enrojecimiento y rigidez

Uno de los beneficios inmediatos de la crioterapia con CO₂ es la rápida reducción de la inflamación, el enrojecimiento y la rigidez asociados a la bursitis. La aplicación de frío provoca vasoconstricción, estrechando los vasos sanguíneos y disminuyendo el flujo de sangre a la zona inflamada. Este proceso limita la acumulación de exudados inflamatorios, reduciendo así la hinchazón y el enrojecimiento. Además, la temperatura fría disminuye la tasa metabólica de los tejidos, lo que ayuda a minimizar el daño tisular secundario. Los pacientes suelen experimentar una notable disminución de la rigidez articular poco después del tratamiento, lo que mejora su amplitud de movimiento y sus niveles de comodidad. Este alivio inmediato puede aumentar la eficacia de las sesiones de fisioterapia posteriores y favorecer una reincorporación más rápida a las actividades cotidianas.

Recuperación funcional: ¿Puede volver a moverse?

La recuperación funcional es un objetivo primordial en el tratamiento de la bursitis, encaminado a restablecer la capacidad del paciente para realizar sus actividades cotidianas sin dolor ni limitaciones. La crioterapia de CO₂ contribuye a este objetivo aliviando el dolor y reduciendo la inflamación, que son importantes obstáculos para el movimiento. Al disminuir la hinchazón y mejorar la movilidad de las articulaciones, los pacientes pueden participar más eficazmente en ejercicios de rehabilitación diseñados para fortalecer la zona afectada. La mejora de la movilidad también reduce el riesgo de movimientos compensatorios que podrían provocar problemas musculoesqueléticos adicionales. Las observaciones clínicas sugieren que los pacientes sometidos a crioterapia con CO₂ informan de una mejora de la función y una reincorporación más rápida a las actividades normales en comparación con las modalidades de tratamiento tradicionales.

Calendario de relevo: ¿Una sesión o varias?

El número de sesiones de crioterapia de CO₂ necesarias para un alivio óptimo de los síntomas de la bursitis puede variar en función de la gravedad y cronicidad de la afección. Los casos agudos pueden responder bien a una sola sesión, experimentando reducciones significativas del dolor y la inflamación. Sin embargo, los casos crónicos o graves suelen beneficiarse de varias sesiones, que suelen administrarse a lo largo de varias semanas. Un protocolo de tratamiento estándar podría incluir sesiones de 10-15 segundos por aplicación, repetidas varias veces por sesión, con tratamientos programados de dos a tres veces por semana. Este régimen permite obtener beneficios acumulativos, como la reducción sostenida de la inflamación y la mejora de la función articular. Es esencial que los pacientes consulten con profesionales sanitarios para determinar el plan de tratamiento más adecuado a sus necesidades específicas.

La ciencia detrás del frío: Mecanismo de acción

Vasoconstricción → Adormecimiento → Alivio

La crioterapia con CO₂ funciona según el principio de vasoconstricción rápida seguida de vasodilatación. La exposición repentina al frío extremo hace que los vasos sanguíneos de la zona tratada se contraigan, reduciendo el flujo sanguíneo y limitando la afluencia de mediadores inflamatorios. Esta vasoconstricción también produce un efecto de adormecimiento, que alivia inmediatamente el dolor. Al recalentarse, se produce una vasodilatación que aumenta el flujo sanguíneo y facilita la eliminación de los productos metabólicos de desecho. Este ciclo no sólo alivia el dolor, sino que también favorece la cicatrización al aportar oxígeno y nutrientes a los tejidos afectados. La aplicación controlada de CO₂ garantiza el aprovechamiento eficaz de estas respuestas fisiológicas para tratar los síntomas de la bursitis.

Bloqueo de las señales de dolor con frío

Los efectos analgésicos de la crioterapia con CO₂ se deben en parte a su impacto en la conducción nerviosa. La exposición a temperaturas frías ralentiza la transmisión de los impulsos nerviosos, especialmente en los nociceptores responsables de la sensación de dolor. Esta reducción de la velocidad de conducción nerviosa disminuye la percepción del dolor, proporcionando un alivio inmediato a los pacientes. Además, la terapia con frío puede interrumpir el ciclo dolor-espasmo-dolor al reducir la actividad del huso muscular, lo que provoca una disminución de los espasmos musculares y de las molestias asociadas. Al modular las respuestas del sistema nervioso periférico y central, la crioterapia con CO₂ ofrece un enfoque polifacético para el tratamiento del dolor en la bursitis.

CO₂ y citoquinas antiinflamatorias

Más allá de sus efectos inmediatos, la crioterapia con CO₂ influye en la respuesta inflamatoria del organismo a nivel molecular. Se ha demostrado que la aplicación de frío altera la producción de citocinas, disminuyendo los niveles de citocinas proinflamatorias como la IL-1β y el TNF-α y aumentando los de citocinas antiinflamatorias como la IL-10. Este cambio en el equilibrio de las citocinas ayuda a resolver la inflamación de forma más eficaz y favorece la reparación de los tejidos. Al modular la respuesta inmunitaria, la crioterapia con CO₂ no sólo trata los síntomas de la bursitis, sino que también ataca los procesos inflamatorios subyacentes, contribuyendo a la recuperación a largo plazo y a la prevención de recidivas.

Beneficios de la reperfusión tras la vasodilatación

Tras la vasoconstricción inicial inducida por la crioterapia con CO₂, la fase de vasodilatación posterior aporta varios beneficios terapéuticos. El aumento del flujo sanguíneo durante la reperfusión aporta oxígeno y nutrientes esenciales a la zona afectada, favoreciendo la cicatrización y regeneración de los tejidos. También facilita la eliminación de productos de desecho metabólicos y mediadores inflamatorios, reduciendo aún más la hinchazón y las molestias. Este aumento de la circulación puede mejorar la elasticidad de los tejidos conjuntivos y favorecer la resolución de la fibrosis, lo que resulta especialmente beneficioso en los casos de bursitis crónica. Así pues, la naturaleza cíclica de la vasoconstricción y la vasodilatación desempeña un papel crucial en el tratamiento integral de los síntomas de la bursitis.

Comparación de la crioterapia de CO₂ con los tratamientos tradicionales

Inyecciones de corticosteroides: ¿Solución rápida o problema a largo plazo?

Las inyecciones de corticosteroides se utilizan habitualmente para reducir la inflamación y el dolor en la bursitis. Aunque pueden aliviar rápidamente los síntomas, su uso repetido puede producir efectos adversos como debilitamiento de los tendones, infección de las articulaciones o efectos secundarios sistémicos. Además, los corticoesteroides no abordan las causas subyacentes de la bursitis y pueden no prevenir las recidivas. En cambio, la crioterapia con CO₂ ofrece una alternativa no invasiva que ataca la inflamación y favorece la curación de los tejidos sin los riesgos asociados al uso de corticoides. Al modular la respuesta inmunitaria y mejorar la circulación, la crioterapia aborda tanto los síntomas como la patología subyacente, lo que la convierte en una opción de tratamiento viable a largo plazo.

Hielo + Fisioterapia: Ruta más lenta, menos dirigida

Los tratamientos tradicionales de la bursitis suelen incluir la aplicación de bolsas de hielo combinada con ejercicios de fisioterapia. Aunque este enfoque puede ser eficaz con el tiempo, puede requerir una duración prolongada del tratamiento y un cumplimiento constante por parte del paciente. Las bolsas de hielo proporcionan un enfriamiento superficial, que puede no penetrar lo suficiente como para afectar eficazmente a las bursas inflamadas. En cambio, la crioterapia de CO₂ proporciona un enfriamiento rápido y más profundo, lo que conlleva un alivio más inmediato de los síntomas. Cuando se integra con la fisioterapia, la crioterapia puede mejorar los resultados del tratamiento al reducir el dolor y la inflamación, lo que permite a los pacientes participar más plenamente en los ejercicios de rehabilitación.

La cirugía: El último recurso

La intervención quirúrgica para la bursitis, como la bursectomía, suele considerarse cuando los tratamientos conservadores no consiguen aliviarla. La cirugía conlleva riesgos inherentes, como infección, cicatrización y períodos de recuperación prolongados. Además, es posible que la cirugía no aborde las causas subyacentes de la bursitis, como el estrés repetitivo o los problemas biomecánicos. La crioterapia de CO₂ ofrece una alternativa no invasiva que puede aliviar los síntomas y favorecer la curación sin los riesgos asociados a la cirugía. Al reducir la inflamación y mejorar la función articular, la crioterapia puede ayudar a los pacientes a evitar los procedimientos quirúrgicos y sus complicaciones asociadas.

Lo que dice la ciencia: Pruebas y estudios

Ensayos clínicos sobre la crioterapia de CO₂ para afecciones articulares

Las nuevas pruebas clínicas respaldan la eficacia de la crioterapia con CO₂ en el tratamiento de afecciones articulares, incluida la bursitis. Los estudios han demostrado que la crioterapia localizada puede reducir significativamente el dolor, la inflamación y mejorar la movilidad articular. Por ejemplo, las investigaciones indican que la crioterapia con CO₂ provoca una disminución de los niveles de citoquinas proinflamatorias y un aumento de los marcadores antiinflamatorios, lo que contribuye al alivio de los síntomas y a la curación de los tejidos. Aunque se necesitan más ensayos controlados aleatorizados a gran escala para establecer protocolos estandarizados, los hallazgos actuales sugieren que la crioterapia con CO₂ es un tratamiento complementario prometedor para la bursitis y otros trastornos articulares inflamatorios.

Resultados comunicados por los pacientes: Puntuación del dolor y cambios en el ROM

Muchas personas que se someten a crioterapia de CO₂ informan de mejoras significativas tanto en el dolor como en la función. Las puntuaciones de dolor suelen disminuir tras unas pocas sesiones, y algunos pacientes experimentan una reducción de las molestias de 30-50%. También son frecuentes las mejoras en la amplitud de movimiento (ROM), sobre todo en articulaciones como el hombro y la rodilla, donde la bursitis ataca con frecuencia. Estas mejoras funcionales hacen más llevaderas las tareas cotidianas, como alcanzar objetos por encima de la cabeza o subir escaleras. A diferencia de los tratamientos que sólo ofrecen un alivio temporal, la crioterapia parece generar beneficios con el tiempo, especialmente cuando se combina con movimientos guiados y fortalecimiento. Los pacientes describen con frecuencia una sensación de "ligereza" y menos rigidez en la zona tratada, lo que contribuye a un bucle de retroalimentación positiva en el que menos dolor permite más actividad, lo que a su vez favorece la recuperación. En general, los comentarios de los pacientes refuerzan la idea de que la crioterapia con CO₂ no es sólo una solución a corto plazo, sino un componente valioso del tratamiento a largo plazo de la bursitis.

Seguridad, efectos secundarios y tiempo de recuperación

Una de las ventajas más destacadas de la crioterapia con CO₂ es su elevado perfil de seguridad. El tratamiento no es invasivo, es rápido y rara vez causa efectos secundarios si se realiza correctamente. Las sensaciones más frecuentes son molestias por el frío y enrojecimiento de la piel, que desaparecen en cuestión de minutos. A diferencia de las inyecciones de corticosteroides o la cirugía, la crioterapia no daña los tejidos ni suprime el sistema inmunitario. No hay necesidad de anestesia, puntos de sutura o tiempo de inactividad. A menudo, los pacientes pueden volver al trabajo o a hacer ejercicio el mismo día. En raras ocasiones, una exposición prolongada o una aplicación incorrecta pueden causar congelación o irritación de la piel, pero los profesionales cualificados mitigan estos riesgos con ráfagas cortas y controladas de CO₂. Por su seguridad y facilidad, la crioterapia es especialmente atractiva para quienes buscan alternativas a la medicación o la cirugía. Su rápido tiempo de recuperación y sus riesgos mínimos la convierten en una atractiva opción de primera línea en el tratamiento de la bursitis.

¿Quién es un buen candidato para la crioterapia de CO₂?

Deportistas con esguinces repetitivos

Los deportistas suelen ser de los primeros en experimentar los beneficios de la crioterapia de CO₂. Ya sea un lanzador con bursitis de hombro, un corredor con inflamación de cadera o un tenista con dolor de codo, los movimientos repetitivos someten a las articulaciones a una tensión constante. Estos microtraumatismos provocan la inflamación de las bursas, lo que afecta al rendimiento y deja fuera de juego incluso a las personas más en forma. La crioterapia de CO₂ ofrece una opción rápida y no farmacológica para calmar la inflamación y acelerar la recuperación. Los deportistas aprecian la rapidez del tratamiento -las sesiones duran minutos- y la posibilidad de volver a entrenar con una interrupción mínima. Para los que están en temporada o se preparan para competir, la crioterapia puede ser la herramienta que les mantenga en plena forma sin tener que recurrir a analgésicos o intervenciones invasivas.

Pacientes de edad avanzada que evitan la cirugía

Para las personas mayores, la cirugía suele conllevar mayores riesgos y tiempos de recuperación más largos. Afecciones como la bursitis de hombro, cadera o rodilla pueden limitar considerablemente la movilidad, pero muchas personas mayores dudan en pasar por el quirófano. La crioterapia de CO₂ ofrece una solución más suave. Es rápida, no invasiva y no interfiere con la medicación ni con otras enfermedades crónicas. Los pacientes ancianos suelen notar mejoras en la movilidad y el dolor tras unas pocas sesiones, lo que les permite caminar más cómodamente, alcanzar objetos por encima de la cabeza o realizar tareas domésticas con mayor facilidad. Para quienes desean mantenerse activos e independientes sin los riesgos de la cirugía o los corticosteroides, la crioterapia es una alternativa segura y eficaz.

Personas con bursitis crónica de hombro/cadera/rodilla

Los enfermos crónicos de bursitis conocen el proceso: reagudizaciones, limitación del movimiento y un ciclo interminable de hielo, reposo y frustración. Cuando el tratamiento conservador se estanca, la crioterapia con CO₂ ofrece una nueva oportunidad. Su capacidad para enfriar profunda y rápidamente el tejido inflamado ayuda a romper el ciclo crónico de dolor e inflamación. Los pacientes con bursitis de cadera, hombro o rodilla de larga duración a menudo ven resultados tangibles: menos dolor, mejor movilidad y confianza renovada en el movimiento. Dado que la crioterapia con CO₂ puede repetirse según sea necesario, encaja perfectamente en un plan de tratamiento a largo plazo. Combinada con estiramientos, fortalecimiento y cambios en el estilo de vida, se convierte en un poderoso aliado para recuperar el movimiento sin dolor.

Conclusiones: Por qué merece la pena probar la crioterapia de CO₂

Si está cansado de aplicar hielo, desconfía de los esteroides y espera evitar la cirugía, la crioterapia de CO₂ podría ser el avance que estaba esperando. Es rápido, seguro y llega a la raíz del problema: la inflamación. Tanto si es usted deportista, una persona mayor o simplemente alguien que intenta pasar el día sin dolor en las articulaciones, este tratamiento basado en el frío ofrece un enfoque moderno y respaldado por la ciencia para el alivio. Al reducir la inflamación, aliviar la rigidez y mejorar la movilidad, la crioterapia con CO₂ no sólo enmascara los síntomas, sino que ayuda al cuerpo a curarse. Combinada con fisioterapia y hábitos de movimiento inteligentes, puede ser la clave para vencer por fin a la bursitis.

Preguntas más frecuentes (FAQ)

P1: ¿Puede la crioterapia con CO₂ curar completamente la bursitis o sólo controlar los síntomas?

La crioterapia de CO₂ reduce principalmente la inflamación y el dolor, ofreciendo un alivio significativo de los síntomas. Aunque no "cura" la bursitis en el sentido médico, a menudo detiene los brotes y ayuda a restaurar la función articular, especialmente cuando se combina con el fortalecimiento, la corrección postural y la gestión de la carga. En caso de bursitis crónica o recurrente, se convierte en una eficaz herramienta de tratamiento a largo plazo.

P2: ¿En qué se diferencia la crioterapia con CO₂ de las inyecciones de esteroides en cuanto a rapidez y riesgo?

Las inyecciones de esteroides actúan con rapidez, pero pueden debilitar los tendones con el tiempo y no pueden utilizarse repetidamente sin riesgo. La crioterapia de CO₂ ofrece un alivio rápido del dolor sin efectos secundarios sistémicos ni daños tisulares. Los resultados pueden notarse tras una sesión, con un riesgo mínimo y sin tiempo de inactividad, lo que la convierte en una alternativa más segura para muchos pacientes.

P3: ¿Es seguro inhalar o estar expuesto al gas CO₂ utilizado durante el tratamiento?

Sí, el CO₂ utilizado en la crioterapia no es tóxico y está purificado médicamente. Los tratamientos se realizan en zonas bien ventiladas o con mecanismos de succión para evitar la sobreexposición. Durante la aplicación, el gas se dirige únicamente sobre la piel, no se inhala, lo que hace que el procedimiento sea seguro bajo supervisión profesional.

P4: ¿Hasta qué punto hace frío y puede dañar la piel o provocar congelaciones?

El CO₂ alcanza temperaturas de -78 °C, pero se administra a través de un dispositivo presurizado en una ráfaga controlada de 10-15 segundos. Este frío es suficiente para provocar vasoconstricción y modulación del dolor, pero no lo suficiente para dañar la piel sana. Es habitual que se produzcan pequeñas rojeces, pero la congelación es extremadamente rara cuando se administra correctamente.

Q5. Cuántas sesiones de crioterapia de CO₂ se necesitan normalmente para ver una mejora duradera?

La mayoría de los pacientes notan mejoría tras 1-3 sesiones. En el caso de la bursitis crónica, un ciclo completo de 6-10 tratamientos espaciados durante 2-3 semanas suele dar resultados óptimos. El número puede variar en función de la gravedad, la articulación afectada y si la crioterapia se combina con fisioterapia o cambios en el estilo de vida.

Referencias

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